Alexander Isak. Este tío vive en un mundo paralelo. Cuando llegan los meses de principio de año se pone un traje especial y empieza a marcar goles y a ser decisivo. Ya lo demostró el año pasado, cuando en los meses de enero, febrero y marzo explotó como jugador de la Real Sociedad. La rompió, como hizo, por ejemplo, en el Bernabéu, y el mundo se hizo eco de ello.
Isak repite. Llegó febrero y el sueco empezó a hacer goles. Goles, goles y más goles. Tantos goles como para marcar en seis jornadas ligueras consecutivas e igualar los registros de Aldridge y Kovacevic. Otro nivel. Ya es el sueco que más goles ha metido en Primera División. El domingo le hizo un hat-trick al Alavés. El rey de Suecia.
David Silva. Como será de bueno este jugador para que, a pesar de que acabe de salir de una lesión y no esté todavía a su mejor nivel, sea uno de los mejores. El domingo ante el Alavés lo fue. De sus botas salieron dos goles. Uno de Isak y uno de Portu. Dos asistencias. Dos pases que, además, no fueron cualquier pase. Derrochando calidad en cada toque para generar superioridad respecto de los rivales a sus compañeros.
Al de Arguineguín se le necesitaba, se le esperaba y ya está aquí. Todavía tiene que entrar más en ritmo de competición, porque después de mucho tiempo parado no se puede coger el tono de golpe. Pero al canario lo tienes que poner aunque esté al 75%. Porque incluso así es capaz de lo que se vio contra el Alavés, dar dos asistencias y jugar un partido notable.
Mikel Merino. Sin duda alguna la peor noticia del partido fue la tarjeta amarilla que vio Mikel Merino. El navarro jugó un gran partido, como casi siempre, pero fue amonestado por una falta totalmente innecesaria que hizo. Innecesaria porque la jugada no llevaba peligro y había muchos jugadores de la Real para desbaratarla. Por esa jugada tonta Merino cumplirá ciclo de amarillas y no estará en un partido tan importante como el del lunes, frente al Madrid en el Bernabéu.