El portero fue presentado pero no llegó a tramitarse su ficha
Retrocedemos a la temporada 2009/2010, el año del tan ansiado ascenso. Una campaña impecable que acabó con la Real Sociedad en Primera División, pero hubo una historia curiosa, que muchos no recordaréis, en el tramo final de dicha temporada.
El conjunto txuri urdin contaba con tres porteros de garantías: Claudio Bravo, Riesgo y Zubikarai. Hasta ahí todo bien, pero en los últimos meses de competición, Bravo se marchó con Chile y Asier Riesgo cayó lesionado, por lo que el único portero disponible era el joven Zubikarai, sin experiencia previa.
Llegaban los partidos decisivos y la Real no tenía a sus dos mejores porteros, y en caso de lesión de Zubikarai hubieran tenido que recurrir a un jovencísimo Mandaluniz que por aquel entonces militaba en el Sanse. Esta situación hizo que la dirección deportiva pusiera sus ojos en otro guardameta, el favorito era Queco Piña.Tras estar un par de semanas a prueba en Zubieta, Piña convenció a los dirigientes y estos le ofrecieron firmar un contrato hasta el final de temporada -quedaban 5 partidos-.
El portero gallego fue presentado como nuevo futbolista de la Real Sociedad, pero lo que nadie sabía es que esa noticia solo iba a durar 24 horas. La ficha de Queco Piña no se pudo tramitar porque tenía licencia A -de aficionado- lo que le impedía jugar en el fútbol profesional. Además, existía un contrato previo que vinculaba al guardameta gallego con el Alicante hasta junio de 2010.
Loren: «Previa consulta, nosotros entendíamos que se podía llevar a cabo el trámite de la ficha, pero se ha dado la situación de que Queco Piña, a pesar de tener 29 años y de tener un largo recorrido profesional en Segunda División, nunca ha tenido una licencia P, de profesional. Él siempre ha estado con una de aficionado y la Federación Española entiende que no entra dentro de lo que es un jugador profesional”
Así pues la temporada del ansiado ascenso finalizó con Eñaut Zubikarai bajo los palos, rindiendo a un nivel notable, y con el joven Mandaluniz en el banquillo.