La ambición jamás se detiene, ni siquiera en la cima de la grandeza.
Napoleón I
Ayer puse el teletexto para ver qué había hecho el Barcelona. Un gesto de los de antes. Pantalla negra y colores planos. Recuerdo cuando estudiaba escuchando a José María García y su ronda informativa dando paso a Gaspar Rosety que estaba a pie del campo que acogiera el partido de la jornada. Recuerdos de una época de fútbol Vintage.
Ver a la Real ahí arriba te transporta a otras épocas. Bueno. En mi caso, me transporta a imágenes estáticas estampadas en bandejas de metal con un equipo histórico levantando copas. A podcast y vídeos de goles y glorias cascados ya de tantas reproducciones.
Rozando la gloria
Me transporta al año del subcampeonato, el recuerdo más cercano a la gloria que he vivido con mi escudo. Recuerdo que ese año nos disputábamos la liga contra el Madrid. La Real fue líder durante muchas jornadas. Muchas. Lo rozamos pero se la llevaron ellos. A cualquiera que estuviera en Anoeta durante esa última jornada contra el Atlético, en la kalejira anterior y en los actos posteriores le costaría comprender que la Real no fue quien levantó el título. ¡Cómo celebramos el segundo puesto! Yo lloré. No sé si de emoción, rabia, orgullo o lástima… Pero lloré.
Recuerdo que lo viví de pie con mi hermana en uno de los accesos. Antes se podía. También le dejaban al señor de detrás llevar su bota de vino. Iba siempre. Y tenía pinta de tener más noches que la luna y más fútbol en sus ojos que cualquiera de nosotros. Fue de el único que no cantó. Ni celebró ninguno de los goles. Se mantuvo estático. Casi sin pestañear. Ni siquiera cuando Nihat marcó el tercero. ¡qué jugón nuestro turco!
Yo le miraba y automáticamente me daban ganas de dejar de animar. No sé por qué. Me di la vuelta y le pregunté: “¿No está contento, Aitona? Vaya temporada ha hecho nuestra Real” Todos los chavales de alrededor le llamábamos así. Sacó su mal genio (en eso, sí se parecía a mi abuelo) y me djo “Ese puto Madrid. Siempre el puto Madrid. Me moriré sin ganarle una liga” Para él, no había nada que celebrar porque al final del día el primero sería otro.
Con la ambición de ser líder
Nuestras perspectivas eran diferentes. Y seguramente, la nuestra será diferente a la de los niños de hoy, hijos de Instagram, de pantalones sin rodilleras y parques sin barro.
Pero hay algo que todos tenemos en común: la satisfacción de ganar al Madrid. Hoy leía a Mikel Recalde mientras ‘Levita por la Concha’ una frase que resume bien lo que sentimos en la previa de partidos como el de hoy
Que se preparen! Les vamos a tener ganas siempre. Y en su entorno y el de su influyente prensa se percibe esa sensación que tanto nos gusta generar a nuestro paso, casi tanto como el respeto: el miedo.
Después del mejor arranque liguero de nuestra Historia, nos preparamos para mirar a los ojos al gigante blanco. Para ocupar con pie firme nuestra localidad. Mirar al césped con el orgullo de ver grada a pie de campo. ¡Estamos a un paso de ser lo que fuimos. Lo que nunca debimos dejar de ser!
«Que se preparen» porque vamos con todo… y con la ambición de ser (co) líderes.
@cris_nudst